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El fundador de Essentis Properties, Francesco Carlucci, da en el clavo con su casa de diseño con vistas a los estudios Abbey Road.

Algunos lugares de Londres no necesitan presentación. Por ejemplo, los estudios Abbey Road.

No hace falta ser un fanático de los Beatles para haber oído hablar de las legendarias salas de grabación, o haber visto la portada del álbum que ha provocado un millón de imitaciones. Tal vez haya peregrinado al paso de cebra para recrear la foto usted mismo.

Justo enfrente, el edificio victoriano Neville Court, con sus ladrillos rojos, domina la escena en cuestión. Pero en lugar de ser eclipsado por su famoso vecino, en el tercer piso encontrará un impresionante apartamento que cuenta su propia historia.

Con 20 ventanas que rodean el edificio, las vistas envolventes ofrecen un potencial inigualable para observar a la gente. Y no es que el entorno esté falto de cosas que mantengan la atención.

Una lección de vida lateral, los puntos focales abundan en una serie de habitaciones interconectadas, dispuestas alrededor de dos alas. Desde las lámparas de cristal de Murano hasta las esculturas de luz Fil de Fer y los muebles que hacen las veces de obras de arte, todos los objetos han sido cuidadosamente seleccionados, a veces de forma meticulosa, por su propietario, el fundador de Essentis Properties , Francesco Carlucci.

"Nos llevó tiempo conseguir todo", admite. "Aquí tenemos un contenedor clásico, en el que hemos mezclado diferentes piezas: desde arte único hasta diseño atemporal".

Nos encontramos en el cuarto salón de una cadena de salas de recepción -éste tallado en la torreta del edificio-, cada una con su propia identidad pero, de alguna manera, unidas. La especial atención a los detalles une los espacios, creando una satisfactoria sensación de fluidez.

"Esta sala es un lugar especial, en el que la arquitectura del edificio queda patente", continúa. "Pasamos más de un año decidiendo qué hacer aquí, y cómo resaltar su forma única".

La respuesta llegó en forma de un sofá Edra hecho a medida, especialmente diseñado para imitar la curva de la pared. El sofá se complementa con una llamativa obra de arte pop de Rich Simmons y una lámpara de gran efecto, una de las muchas que se adquirieron en el mercado de antigüedades de Alfies.

El sofá rojo brillante Gufram Bocca Lips de Studio 54 que se encuentra en el vestíbulo octogonal de la sala de recepción fue igualmente laborioso de encontrar. "El tono gris de las paredes es bastante intenso aquí, así que estaba buscando una forma de hacer la habitación un poco menos seria, y entonces me acordé de esto de los años 70", dice Francesco.

La suerte quiso que tuviera el tamaño exacto. "Las proporciones funcionan muy bien, pero he tardado tres años en encontrar una pieza para este espacio".

No sólo se ha tardado en encontrar los muebles; todo el entramado del apartamento se ha restaurado cuidadosa y completamente, desde las molduras hasta los marcos de las puertas.

"Lo hicimos todo", dice Francesco. "Y cuando digo todo, quiero decir todo".

Podría decirse que se necesitaba la visión de un promotor inmobiliario experimentado para ver el verdadero potencial del apartamento, que necesitaba una renovación seria. Para Francesco, sin embargo, el proceso de transformación de un espacio es un viaje, cada uno diferente al siguiente.

"Encuentro cosas que me inspiran: puede ser una casa o un terreno. Entonces empiezo a pensar en lo que podría hacer que resuene con mi creatividad. Nunca hago lo mismo dos veces", dice.

Teniendo en cuenta esta mentalidad, no es de extrañar que Francesco deplore el enfoque de las renovaciones de interiores. "Si vas a Mayfair, verás la misma opulencia, la misma sensación. La belleza es la simplicidad, la armonía y el estilo. Se necesita tiempo para crear una casa, de lo contrario acaba pareciendo una sala de exposiciones".

Cuando se restaura un espacio, es necesario tener esa conexión con él para que cuente una historia.

- Francesco Carlucci, propietario de Neville Court

"Me gusta tener una conexión con un espacio", continúa. "Estoy aprendiendo a usar más el corazón que la cabeza".

Llámelo destino -como hace Francesco-, pero estaba seguro de que iba a comprar el apartamento incluso antes de cruzar la puerta. Cuando lo hizo, se encontró con un lugar que había estado un poco abandonado durante cuatro décadas: una serie de habitaciones separadas con puertas diminutas. A pesar de ello, tenía un encanto irresistible.

"Es un proceso interminable", reitera. "Cuando restauras un espacio, necesitas tener esa conexión con él para que cuente una historia".

¿Y lo mejor de vivir aquí?

Francesco se ríe: "Cuando estás en un taxi puedes decirle al conductor: 'Llévame a los estudios Abbey Road'".

Abbey Road está disponible para alquiler a corto plazo. Echa un vistazo al interior.